Los valles más septentrionales de la comarca del Valle de Cofrentes-Ayora se caracterizan por una geología yesífera, arcillosa y caliza. La parte norte del término cofrentino es lugar de transición entre la Meseta de Requena y las depresiones del Valle, espacios conectados mediante el puerto de la Chirrichana. Los ríos Júcar y Cabriel, junto a su densa red de tributarios, han excavado las abruptas montañas del territorio y han modelado el paisaje. Desde el fondo de uno de estos valles comienza esta magnífica ruta, muy exigente a la vez que satisfactoria, la cual nos deleitará con magníficos paisajes: extensos cultivos de secano, espesos bosques, antiguos caseríos o caprichosas formaciones rocosas.

El recorrido se inicia desde el punto de acogida en el pabellón polideportivo en dirección al Puente del Hierro. La ruta se desvía hacia la derecha, por el camino de la presa de Embarcaderos, hasta el Campo del Cura. Se continúa por la pista del Oroque unos 175 metros, y a continuación se prosigue por el camino de la izquierda, junto al barranco del Tollo. Seguiremos por el mismo sendero, en continuo ascenso, en un entorno caracterizado por la presencia de cerros, barrancos, pinadas y cultivos. Desde una curva, con vistas privilegiadas al barranco, se pueden contemplar las salinas de San Javier, explotación salinera que estuvo en funcionamiento hasta los años noventa del siglo pasado.

En la subida hacia el altiplano aparecen grandes superficies de viñedos y olivos, característicos de la meseta requenense. Estos cultivos se observan en las tierras trabajadas situadas en los alrededores de la Casa del Quinde, cerca ya del alto de la Chirrichana. A continuación, tendremos precaución al cruzar la N-330, aunque es un tramo de buena visibilidad. Circularemos cerca del cantil con vistas excepcionales del Valle, especialmente desde algunos puntos, como el Caserío de la Oluba.